Hienas que no se llenan
En las últimas dos semanas, en Honduras han salido a flote innumerables acusaciones de corrupción entre los mismos golpistas. Era de suponer lo que está pasando, ya que nacionalistas y liberales pueden haber conspirado para dar el Golpe de Estado pero nunca olvidan que cada uno, ya en lo serio, pertenecen a bandas criminales cuyo funcionamiento interno difiere claramente a la hora de repartir el botín del Estado.
Igual que sucede cuando una manada de hienas se disputa con frenesí los despojos de una cebra, su misma hambre y compulsión les impide prestar atención al león que las observa cuidadosamente desde alguna sombra, esperando. Aún así, las dentelladas se elevan, concientes las hienas de que en un momento a otro el león llegará, con furia imparable. Necesitan por lo tanto, morder hasta el último segundo, morderse, reir con nerviosidad.
Este ha sido el espectáculo de la oligarquía hondureña por años y años. Cada ministerio es la presidencia que busca el candidato que reconoce su incapacidad para ocupar la silla presidencial, por lo tanto, sus cálculos son empujar al candidato con mayores opciones para ser presidente y luego ocupar a sus anchas su "micro-estado", un círculo vicioso que, por ejemplo, tiene actualmente a Honduras con por lo menos cuatro presidentes diferenciados: el Lobo Pepe, Oscar Álvarez, Ricardo Álvarez y Miguel Pastor, cada uno arrastrando, por supuesto, grandes robos, escándalos, componendas, muerte y cantidades ingentes de activistas.
En la realidad, Honduras funciona como la desmembrada Somalia, con sus clanes, piratas del Cuerno de Oro y un fundamentalismo religioso que tan solo sirve para bendecir el caos. El Lobo Pepe es y será (mientras dure) un rey de baraja que todo el poder fáctico pone en juego. Es exactamente lo que presupuestaron con Manuel Zelaya hasta el día en que Mel cambió las cartas trucadas, y con ello, la mentalidad de los que eternamente habían atestiguado la alevosía del truco sin decir nada.
Ya no importa que el saqueo haya sido hecho durante la presencia de Micheletti o que se esté dando ahora mismo; importa que desde la cómoda sombra, pasemos a ser el león que atemoriza, aturde y espanta a las hienas. El FNRP ya es león y ellos lo saben. Sus risotadas burlescas son el patético preludio de su fin.
Igual que sucede cuando una manada de hienas se disputa con frenesí los despojos de una cebra, su misma hambre y compulsión les impide prestar atención al león que las observa cuidadosamente desde alguna sombra, esperando. Aún así, las dentelladas se elevan, concientes las hienas de que en un momento a otro el león llegará, con furia imparable. Necesitan por lo tanto, morder hasta el último segundo, morderse, reir con nerviosidad.
Este ha sido el espectáculo de la oligarquía hondureña por años y años. Cada ministerio es la presidencia que busca el candidato que reconoce su incapacidad para ocupar la silla presidencial, por lo tanto, sus cálculos son empujar al candidato con mayores opciones para ser presidente y luego ocupar a sus anchas su "micro-estado", un círculo vicioso que, por ejemplo, tiene actualmente a Honduras con por lo menos cuatro presidentes diferenciados: el Lobo Pepe, Oscar Álvarez, Ricardo Álvarez y Miguel Pastor, cada uno arrastrando, por supuesto, grandes robos, escándalos, componendas, muerte y cantidades ingentes de activistas.
En la realidad, Honduras funciona como la desmembrada Somalia, con sus clanes, piratas del Cuerno de Oro y un fundamentalismo religioso que tan solo sirve para bendecir el caos. El Lobo Pepe es y será (mientras dure) un rey de baraja que todo el poder fáctico pone en juego. Es exactamente lo que presupuestaron con Manuel Zelaya hasta el día en que Mel cambió las cartas trucadas, y con ello, la mentalidad de los que eternamente habían atestiguado la alevosía del truco sin decir nada.
Ya no importa que el saqueo haya sido hecho durante la presencia de Micheletti o que se esté dando ahora mismo; importa que desde la cómoda sombra, pasemos a ser el león que atemoriza, aturde y espanta a las hienas. El FNRP ya es león y ellos lo saben. Sus risotadas burlescas son el patético preludio de su fin.
Fabricio Estrada, Artistas en Resistencia AenR
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