GEORGINO ORELLANA, ASESINADO

TeguciGolpe 21 de abril de 2010
Samuel Trigueros
(Escritor en Resistencia)



¿Cuántas veces más hemos de estar, de bruces, sobre el teclado, para escribir con lágrima contenida e ira impotente lo que la muerte y sus embajadores nos va dejando como un pan de coágulos amargos?
¿Cuántas veces más levantaremos la alerta, redactaremos el comunicado, enviaremos la nota de duelo y volveremos al catafalco de la resignada aceptación de los "daños colaterales" de la lucha?
¿Cuántas veces más pondremos sobre el dolor nuestro los mediáticos escombros, las paletadas de costumbre, los terrones del miedo o cobardía que sepultan la verdad mortal que nos rodea?
¿Cuántas veces más la discusión política desbordará los hechos y romperá los tímpanos de nuestros mártires, convulsos, impunemente asesinados, abiertas sus pupilas de reclamo en la colina de cenizas?
Al secuestro del compañero José Oscar Flores, y su pancarta con el recuento de los días en resistencia, siguió el rayo de la noticia de que el amigo GEORGINO ORELLANA fue asesinado a eso de las 9:15 pm del martes 20 de abril de 2010.
Nos conocimos a finales de los años noventa y nuestra amistad se forjó al calor de las mismas convicciones que hoy nos mantienen en lucha contra la oligarquía. El arte fue también amalgama de fraternidad.
Abogado de profesión, balletista, escritor y pintor, catedrático de la UNAH en el Valle de Sula, amantísimo padre de dos hijos y esposo de Silvia Munguía, Georgino deja el ejemplo de una vida que, indudablemente, estuvo a favor de los desposeídos de la Tierra.
Otro amigo mutuo, consternado, me dijo: "No es cualquier perro al que han matado"; y agregó detalles que se superponen a las hipótesis mediante las cuales los represores y sus adláteres pretenden deslindar su responsabilidad de esta y demás muertes contextualizadas en la lucha de clases a la que estamos abocados: Georgino fue despedido por la cortesana de los golpistas, Renato Álvarez, y el quitaypone presidentes Rafael Ferrari, supuestamente por hacer la crónica noticiosa de la Resistencia, por abrir la patrulla nocturna para retratar el inveterado estado de desigualdad e impunidad social que los grupos de poder han implantado en el país.
Pumpuneándose el pecho, la señora Renata Álvarez, Armando Calidonio y el mismo Óscar Álvarez se han apresurado a declararse amigos íntimos del muerto, a enviar muestras de pésame a los dolientes y a zanjar el asunto diciendo que el sicario que disparó a mansalva, desde la cerrazón de la sombra, fue un cliente irritado por la deuda contraída con la casa de préstamos legalmente constituida por Georgino (más legal, seguramente, en su operatividad que Ficohsa, Banco Atlántida y demás íconos del vampirismo bursátil).
Admitir las hipótesis es una exigencia de método, pero inclinarse por una de ellas -sobre todo si "limpia" de responsabilidad al sospechoso principal-, sin pruebas fehacientes, desconociendo el implante de evidencias, los falsos operativos, las cortinas de humo y la manipulación de los procedimientos judiciales, es ñoñería e insensatez. Georgino es un muerto de la Resistencia, por más que quieran retratarlo a través del cristal de su ataúd como un caído de los montes píos.
Premonitoriamente -al menos en sus títulos- Georgino deja inéditos dos libros: la colección de cuentos "La colina de las chucas" y la novela "Esta muerte que llevo a las espaldas". Las dedicatorias póstumas tendrían que consignar los nombres de Óscar Álvarez, Porfirio Lobo Sosa, Billy Joya Améndola y demás tarántulas que pueblan nuestra vigilia y nuestro sueño.
Si los extremos no pueden comprobarse -dado el control ejercido por los aparatos represores (policiales, militares, paramilitares, judiciales)- nadie podrá negar que sobre la letanía de Renato, Esdras Amado López (emisión televisiva del martes 20 de abril 2010) y demás homúnculos mediáticos declarando que "vivimos un tiempo de normalidad" porque las marchas ya no son gaseadas ni toleteadas, la realidad es que nos siguen asesinando al salir de la marcha, al salir del trabajo, al salir de la casa, al salir al sol en busca de justicia y libertad; todo bajo el ojo santo de Óscar y Pepe, con la bendición del cardenal, con la justificación del Ombudsman y con la resignación cristiana de la Resistencia.
El recuento de los días, meses o años que debamos estar en Resistencia nadie lo podrá parar hasta que nos cobremos todas las humillaciones. Georgino vive, Georgino está ¡PRESENTE!

Samuel Trigueros
(Escritor en Resistencia)
TeguciGolpe 21 de abril de 2010

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